domingo, 6 de abril de 2008

Ley de la Selva

Con la Ley de la Selva la depredación, saqueo y destrucción de uno de los pulmones del planeta sería una desgarradora realidad. Por lo que resultan mentirosos los términos de desarrollo sostenible y explotación consciente de recursos, cuando se va a destruir la vida que genera vida.
Esta Ley promueve la total deforestación amazónica, la misma que se viene dando en vastos espacios, para el pastoreo de animales vacunos y plantaciones de especies exóticas producto de la erradicación de la sagrada hoja de Coca. Para esto se están implementando acciones y estrategias que buscan incluso deforestar zonas protegidas por el Estado, las mismas que pasarían a manos privadas.
Todo esto producirá la desaparición de bosques primarios y la pérdida de especies propias de estas zonas. Y al introducir especies foráneas, tanto en flora y fauna, se generará un desequilibrio del sistema ecológico, produciendo la desaparición de animales y plantas, en una cadena de destrucción.
Por otra parte el desplazamiento de personas originarias y comunidades nativas es inminente, lo que conlleva una desequilibrio cultural grande, el mismo que se viene dando en zonas de explotación petrolífera y gasífera (ejemplo Kamisea y las zonas de extracción de Petróleo) en la selva, teniendo en cuenta que los grupos humanos que habitan estas zonas son por naturaleza nómadas, los mismos que tienen un ciclo de desplazamiento y rotación de espacios, determinado por la presencia de alimentos y cambio climático, ya que el tipo de suelo selvático no es estable como en la sierra, por lo que, incluso, los sembríos se hacen por periodos y van rotando los suelos de cultivo, y dentro de este sistema, la población nativa se desplaza buscando otros espacios y suelos dejando descansar los ocupados.
Los grupos humanos vienen siendo perseguidos, buscando su desplazamiento y sedentarización, acciones que suelen ser respaldadas estratégicamente por ONGs y, también están los grupos religiosos, católicos y evangélicos, quienes buscan evangelizarlos promoviendo esta sedentarización, aprovechada por las empresas extractivas para asimilarlos como trabajadores y claro, buscando también ocupar los grandes espacios donde se desplazan y habitan, que por lo general contiene mucha de la riqueza que se busca extraer desde maderas, fauna, flora, minerales, petróleo, gas natural, etc. Pero también ellos representan un recurso importante, ya que pasan a convertirse en mano de obra sin derechos laborales ni sociales, asemejándose la explotación a la era del Caucho, acciones de lesahumanidad que van a generar miles de ganancias a las empresas y transnacionales, a quienes no les importa romper con los lazos familiares, culturales, tradiciones, costumbres y la vida misma de estas personas. Dentro de estas acciones de depredación cultural y natural se tiene una actividad que viene ganando y expropiando bastante espacio: el turismo de aventura y/o turismo ecológico vivencial, el que en la última década se ha ido propagando, sobre todo en estas zonas, donde grandes empresas extranjeras adquieren hectáreas y hectáreas de la selva peruana e incluso zonas declaradas como reserva natural o afectando a éstas, caso del Manú. Desplazando de su espacio natural a estas comunidades originarias.
Asimismo las actividades extractivas, deforestativas y de sedentarización en la selva, generan una cadena de contaminación ambiental grande e irreversible, la misma que no es afrontada con responsabilidad por parte del gobierno, quien nisiquiera tiene normatividad ni sanciones a las grandes empresas que operan en esta zona, casos demás el del Kamisea, donde se ha generado todo un problema no sólo con la fuga de gas por los agujeros de los conductos, sino que ha roto con el equilibrio natural y ha contaminado los ríos, los suelos y ha deforestado grandes extensiones de bosques, lo que se ha visto expresado en las diversas enfermedades que vienen padeciendo las poblaciones que habitan las riberas de los ríos, personas que presentan desde males estomacales, infecciones y alergías; de igual modo muchas de las especies de animales que habitan estas zonas están sufriendo mutaciones y muchas especies están en peligro de desaparecer, ocurriendo lo mismo con los peces y demás especies que viven en los ríos, aguas que también que son consumidas por las poblaciones ribereñas, presentando serios grados de contaminación.